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When Night is Falling (Francia, 1995)

Audio: Francés
Subtítulo: Español

Título en español: Cuando cae la noche
Año: 1995
Duración: 94 min.
País: Francia
Directora: Patricia Rozema
Guión: Patricia Rozema
Música: Lesley Barber
Fotografía: Douglas Koch
Reparto: Pascale Busières, Rachael Crawford, Henry Czerny, David Fox, Don McKellar, Tracy Wright, Clare Coulter
Productora: Amanda Films / Crucial Pictures
Sinopsis: Cuando cae la noche es una interesante película lésbica, dirigida por Patricia Rozèma, la misma directora de "Yo escuche las sirenas cantar". Es una historia erótica y sensual, que narra la historia de Camille (Pascale Bussières), profesora de un colegio protestante, que tiene que elegir entre el hombre con quien está comprometida y la mujer que desea Petra (Rachel Crawford), quien trabaja en un circo de variedades.
Pronto Camille se da cuenta que tiene que decidir entre su compromiso o con seguir con Petra y su mágico y sugerente mundo. Es una películaque tiene que ver con elecciones personales, realización personal y entendimiento.

Trailer:



Crítica:

(Jopelines - filmaffinity.com)
Dulce como la piel, suave como el azúcar.
Dulce como la piel .
De esta película destaca la historia en sí (Patricia Rozema es una magnífica guionista), bien contada, tierna, dulce, narrada con buen gusto y sensibilidad, sin caer en el empalago ni rodearse de tópicos. Momentos de gran erotismo entre dos mujeres filmados con delicadeza y verdad, componiendo hermosas escenas donde otros habrían derrochado mediocridad. Una película sobre las emociones, los sentimientos, el amor y la piel.
Suave como el azúcar
Aunque la película en sí puede pecar de una ligera irregularidad (ciertas decisiones morales parecen tomarse de forma simplista, quizá hubiera sido necesario profundizar más en ese tipo de debate personal de la protagonista), está recubierta de tanta sinceridad y tanta sencillez que la envuelve de las dosis necesarias de ternura. Sentimientos suaves, agradables, luchas y decisiones personales tomadas sin moralinas ni crueldades innecesarias. El desarrollo de la película es suave y envolvente, sin sobresaltos, como una caricia.
Una preciosa película.

(miss_takanawa - filmaffinity.com)
Deliciosa.
Patricia Rozema se ha hecho un hueco ( ¡y de qué manera!) en el cine de temática lésbica gracias a sus señas de identidad: dulzura, sensibilidad y magia...mucha magia. Esta película a ratos recuerda al Circo Del Sol, y no sólo es por la profesión de una de sus protagonistas, sino por las situaciones,a veces rocamboléscas, la música y la lentitud con la que transcurre la historia, Patricia se recrea en las escenas, con tanta sensualidad e intensidad que hace que resulte imposible despegar los ojos de la pantalla.
El argumento está llevado a cabo magistralmente y me gusta que la homosexualidad se trate sin tantos prejuicios y tabues, sin miedo a dar un paso al frente y aceptar lo que te está dando la vida.
Altamente recomendable.

(Juan Carlos - filmaffinity.com)
Una obra de arte.
Una historia de amor diferente, vista desde la òptica de una genial directora, como es Patricia Rozema. Sencillamente imperdible. Maneja la espontaneidad, los distintos planos y los temas "tabù", de manera verdaderamente asombrosa.

(ivette vera - filmaffinity.com)
Una de mis películas favoritas.
Esta película llego a mis manos hace 8 años atrás y no me canse de verla hasta que el vhs no pudo reproducirla más. Es una película delicada, dulce y arriesgada; propone una visión escondida de mundos completamente distintos y se sumerge en el interior de ellos, las razones para las decisiones son un juicio para quien se sienta identificado con cada personaje, es el mundo de toda una sociedad contemporánea, en un ciclo que envuelve a todos los personajes y los descubre ante una profunda realidad, yo la recomiendo de todas formas y quizás alguno se repita el plato de verla así como yo hasta lamentar no tener la posibilidad de verla en la actualidad.

(jairolago - filmaffinity.com)
Una Linda Historia de Amor.
Al márgen de lo poco conocida que es esta película -a pesar de los premios ganados- me parece una película que a mi, por lo menos, no me dejó indiferente. Es una preciosa historia de amor junto con una lucha entre lo racional y lo sentimental, lo humano, lo pasional.
Un gran papel el de Pascale Busières, interpretando a Camille, una mujer con una vida completamente estable como profesora de mitología en un colegio cristiano protestante, junto con un hombre que la quiere... y además la quieren nombrar capellán de la escuela junto con su pareja. Su vida al parecer es muy feliz. Me gustó la idea de que dos actos impredecibles como es la muerte de su mascota y, de seguido conocer a Petra, una mujer por la que se siente atraída, cambia por completo su vida. A continuación de estos sucesos, la película desarrolla una lucha constante por parte de Camille contra sí misma, y esa lucha va creciendo progresivamente a medida que se ve de forma obsesiva con Petra mientras su novio está fuera.

Me parece a destacar también, al márgen del contenido del film, la excelentísima banda sonora. Mi parte musical favorita es en la escena en que Camille descubre a su perro muerto, ambientado a base de chellos y bajos. Me pareció genial que la película tuviera un desarrollo lento y suave, combinandose con la sensibilidad de las escenas, y acompañada por esta gran banda sonora.

...en fin, una buena película.

If These Walls Could Talk 2 (USA, 2000)

Títulos en español: Si éstas paredes pudieran hablar 2, Mujeres enamoradas, Mujer contra mujer
Año: 2000
País: USA
Duración: 96 minutos
Géneros: Drama, de época
Directoras: Jane Anderson (1961); Martha Coolidge (1972) y Anne Heche (2000)
Actrices: Vanesa Redgrave, Marian Seldes (1961); Michelle Williams, Cloë Sevigny (1972); Sharon Stone, Ellen DeGeneres (2000)
Sinopsis: Pelicula estadounidense del año 2000, dividida en tres capítulos, los cuales transcurren en los años 1961, 1972 y 2000 respectivamente.
Narra tres historias diferentes, la primera protagonizada por Vanesa Redgrave ambientada en la década del sesenta, desarrolla la historia de una lesbiana, que pierde a su pareja y muestra la consiguiente desprotección legal en que se encuentra en cuanto a su patrimonio, frente a la aparición de los padres de su compañera.
El segundo narra la historia de un grupo de lesbianas "femmes" y feministas, una de ellas se enamora de una "butch" quien es rechazada por ese grupo de femmes, se ambienta en la decada de los setenta.
El último capítulo narra la historia de una pareja de lesbianas protagonizada por Ellen de Generes y Sharon Stone, quienes están en la búsqueda de un hijo.

Trailer: 1961, 1972 y 2000 respectivamente





My summer of love (Inglaterra, 2004)

Título mercado español: Mala compañía
Director: Pawel Pawlikowski
País: Inglaterra
Año: 2004.
Duración: 86 min.
Intérpretes: Natalie Press, Emily Blunt, Paddy Considine, Dean Andrews.
Sinopsis: Ambientada en Yorskhire, My Summer of Love narra la historia de dos adolescentes que pasan juntas un largo y caluroso verano. Mona es una chica dura, de clase baja, cuya mordaz coraza de cara al exterior esconde una inteligencia poco aprovechada y un intenso deseo de llenar el vacío de su vida. Tamsin está bien educada, es cínica y mimada y, al contrario que Mona, es incapaz de amar. Al principio, las culturas, caracteres y educaciones opuestas de Mona y Tamsin las llevan a no entenderse. Pero poco a poco, esas diferencias las conducen a una atracción y fascinación mutuas.

Trailer:

Things you can tell just by looking at her (USA, 2000)

Título en español: Con solo mirarte
Dirección y guión: Rodrigo García.
País: USA.
Año: 2000.
Duración: 109 min.
Interpretación: Glenn Close, Cameron Diaz, Calista Flockhart, Kathy Baker, Amy Brenneman, Valeria Golino, Irma St. Paule, Holly Hunter, Gregory Hines, Penny Allen, Matt Craven, Miguel Sandoval, Noah Fleiss, Danny Woodburn, Penny Allen.
Producción: Jon Avnet, Lisa Lindstrom y Marsha Oglesby.
Música: Edward Shearmur.
Fotografía: Emmanuel Lubezki.
Montaje: Amy E. Duddleston.
Diseño de producción: Jerry Fleming.
Vestuario: George L. Little.
Decorados: Betty Berberian.
Sinopsis: Cuenta la historia de varias mujeres en cinco capitulos. El cuarto capitulo narra la historia de Christine interpretado por Calista Flockart y Lilly interpretada por Valerie Golino quien es su pareja y está aquejada de una enfermedad terminal.

Trailer:


Crítica:

(Miguel Á. Refoyo - labutaca.net)
Hermoso y sencillo poema al mundo femenino. El debut de Rodrigo García es un intenso drama coral que profundiza en la infelicidad y los sueños de la mujer moderna.

Rotundo, intenso y emotivo. Así se muestra uno de los principios filmo-gráficos más esperanzadores del cine independiente norteamericano. Rodri-go García, hijo del célebre novelista Gabriel García Márquez y hasta ahora director de fotografía de filmes como ‘Four Rooms’ o ‘Mi vida loca’, debuta con esta pequeña obra pro-mocionada por el Festival de Sundance que, en Estados Unidos, se estrenó directamente en vídeo y televisión. En España hemos tenido mucha más suerte por ver en la gran pantalla esta cinta coral de sentimientos que cuenta cinco historias sobre la provi-dencia y la escasez emocional de siete mujeres que sufren y ríen, lloran y escuchan, viven y mueren. Con una desbordante natura-lidad, ternura y primor García compone un intensivo fresco social buceando en la complejidad femenina, en el universo de la mujer moderna, en sus inquietudes y temores, acercándose a la realidad de un modo sinuoso, pero a la vez límpido, sin pudor. En su debut, el joven cineasta ofrece una difícil visión, casi tortuosa, de unas vidas en las que la confusión emocional de este universo fe-menino se fusiona con la soledad, el desamor, la necesidad de cariño y la eterna búsqueda de la felicidad como constan-te vital, mecanismos románticos que forman los cimientos de una hermosa película establecida como uno de los más bellos himnos a la mujer del cine actual. Sentimientos superpuestos a una actitud ante la vida sublimados por una categórica diversidad de caracteres analizados exhaustivamente, en la que la heterogeneidad de los personajes creados con mimo y sosiego por parte de García encuentra su hábitat en un espléndido guión tejido con devo-ción, entrelazando las historias sutilmente y de manera in-sondable.

Cinco mundos que recogen fábulas realistas sobre el aislamiento emocio-nal, el vacío existencial apuntillado con un aborto, los últimos momentos de felicidad ante una muerte anun-ciada, la necesidad de compartir y la tierna visión de una ciega respecto al amor y la vida tienen lugar en el co-razón de San Fernando Valley, el mismo barrio donde Paul Thomas Anderson situó, no de forma casual, su obra maestra ‘Magnolia’. Un film con el que este primer trabajo comparte un significativo tono melancólico y una historia coral de personajes desarraigados en busca de una felicidad que parece darles la espalda. Los perso-najes elaborados por Rodrigo García son mujeres carentes de afec-to, de comprensión, que no encuentran en su día a día respuestas a su soledad. Mujeres llenas de dudas sobre sí mismas surgidas ya sea por las cartas de tarot, por una ‘homeless’ que actúa como sacerdotisa, por una relación pasajera, por un enano o por el suicidio de una antigua compañera de instituto. Un penetrante recorrido a través del alma femenina que indaga en la mujer de un modo preciso y puntillista, pero a su vez apasionado y sincero, escarbando en los problemas de sus roles protagonistas con una delicadeza discreta, sin dejarse llevar por el dramatismo que ema-nan sus amargas vidas.

Rodrigo García, gran conocedor del oficio, utiliza su dilatada experiencia para narrar estas vidas cruzadas sin ningún tipo de artificio, buscando en todo momento la máxima sim-plicidad en cada plano, dejando que sean las actrices las que mar-quen la pauta dramática de la acción. Bajo la suave partitura de Edward Sharmur, esta pequeña joya, una de las películas imprescindibles de este año, pondera su efecto con la impagable aportación de un reparto que se nutre de unas interpretaciones llevadas al extremo, soberbias composicio-nes de todas y cada una de sus actrices. Desde las inmensas creaciones habituales de Kathy Baker, Glenn Close y Holly Hunter, destacando el desgarro emocional que vierten Calista Flockhart y Valeria Golino hasta la demostración de un sobrado talento por parte de lo mejor de la función, volcado en los personajes de Amy Brenneman y, sobre todas ellas, una solemne Cameron Diaz.

‘Cosas que le diría con sólo mirarla’ compone así una triste fábula sobre el desconsuelo, sobre la infelicidad que provocan todos esos problemas ordi-narios que tiene todo hijo de vecino y que suele encontrar su pilar paliativo en el pocas veces verdadero amor. Un sentimiento que para estas siete mu-jeres es tan necesario como esquivo, pero al fin y al cabo, esperan-zador y cercano (como bien demuestra ese ilusorio final). Estamos pues ante una gran película independiente que invoca al espíritu mágico de un sufrimiento oculto en la ilusión, en el destino, en la pretensión de todo ser humano por conseguir la ansiada felicidad, en ese azar que trae la calma o en el caso más dramático, la arrebata.

(Julio Rodríguez Chico - labutaca.net)
El alma femenina que habla al mundo. En su debut como director, Rodrigo García –hijo del escritor García Márquez– bucea en el alma femenina para sacar a flote la complejidad de su mundo afectivo y mostrarnos la realidad doliente de unas mujeres sumidas en la soledad. Se trata de un nuevo retrato coral –al estilo de Vidas cruzadas de Altman o de Magnolia de P. T. Anderson– construido a través de cinco historias, con personajes que se entrecruzan en los distintos episodios, y que tienen el mismo mensaje: la necesidad de alguien que nos ame.

Comienza la película con la escena de una joven que se ha suicidado por sobredosis de pastillas; con esta ima-gen queda claro el precipicio al que se asoma la mujer que no tiene con quién compartir la vida. A continua-ción se nos irán presentando cinco historias alternas de mujeres guapas y con la vida resuelta, pero a las que les llega el momento de resolver su vida afectiva. Glenn Close da vida a una doctora angustiada por la soledad, y que consulta a una vidente de cartas para descubrir si encontrará al hombre que busca; Rebeca, una directora bancaria, decide acabar con la vida que un niño no deseado, fruto de una relación pasajera; una madre separada dedicada a escribir cuentos infantiles encontrará en su nuevo vecino –un enano de trato afable– al hombre que llene el vacío afectivo; Ally y Valeria viven el ocaso de sus relaciones lésbicas ante la inminente muerte de la segunda, enferma de sida; y por último, Amy encontrará a su hombre tras una vida abnegada cuidando de su hermana ciega, interpretada por Cameron Díaz.

Hay que alabar la mirada poética y humana con que el debutante director escruta el interior siempre complejo del alma femenina. Y que sepa trasmitirnos el estado de fragilidad de esas mujeres que buscan ocultar sus anhelos íntimos, a las que una vida resuelta en lo material no es suficiente para colmar sus ansias de felicidad. Pero decir que es una mirada humana no significa que sea profun-da porque no acierta a desentrañar las causas de esos miedos a la soledad y de esos desequilibrios emocionales. Nos presenta un panorama de familias rotas, donde la figura del padre no aparece o si lo hace es de forma adúltera, una sociedad donde el aborto es practicado como si se tratara de extirpar un grano, donde se da más crédito al tarot que a la ciencia médica, o donde lo importante es pedir amor –aunque éste sea de índole homosexual– más que darlo, como dirá la mendiga a Rebeca. Con esta desorientación y caos moral, con esta amalgama de sentimientos no resulta extraño que sus personajes sufran lo indecible.

La película progresa por la buena construcción del guión –premiado en Sudance–, con un ritmo pausa-do y un correcto engarzamiento de las historias, así como por el con-trapunto del que se sirve para acercar esas vidas de "mujeres de película" al espectador, a través de un enano o de un forense de lo más ordinario, o de un par de canarios enjaulados. También resulta acertada la espléndida interpretación del carrusel de mujeres, entre las que merece una mención especial Glenn Close (que sólo con los gestos de su cara nos da a conocer lo que ha sido su vida) y Kathy Baker (en el episodio más lírico y espe-ranzador de todos).

Tenemos, pues, un drama adulto, una mirada poética a la intimidad de la mujer de nuestro tiempo, que adolece de la profundidad de planteamientos que nuestra sociedad tampoco ha encon-trado, pero que refleja adecuadamente la crisis de quien forja su vida sobre una independencia que pronto se convierte en soledad.

The repetition (Francia-Canada, 2001)

Título en español: El Ensayo
País: Francia, Canadá
Año: 2001
Duración: 96 minutos
Género: Drama
Dirección: Catherine Corsini
Guión: Pascale Breton , Catherine Corsini , Pierre-Erwan Guillaume , Marc Syrigas
Intérpretes: Emmanuelle Béart (Nathalie) , Pascale Bussières (Louise) , Dani Levy (Matthias) , Jean-Pierre Kalfon (Walter Amar) , Sami Bouajila (Nicolas) , Marilu Marini (Mathilde)
Sinopsis: Nathalie y Louise son grandes amigas de infancia. En la adolescencia se produce una brusca ruptura de esa amistad frente al hecho de que Louise no puede tolerar que Natalie salga con chicos. Diez años mas tarde ambas se reencuentran. La vida de cada una ha tomado caminos diferentes, Natalie se ha convertido en actriz mientras que Louise se ha convertido en ortodoncista. A partir de entonces la relación comienza a desplegarse dentro de una atracción intensa y los celos obsesivos. Poco a poco la relación se convierte en una especie de engranaje pasional.

Video:

Mulholland drive (USA - Francia, 2001)

Título mercado español: El camino de los sueños
Dirección y guión: David Lynch.
Países: USA, Francia.
Año: 2001.
Duración: 145 min.
Interpretación: Naomi Watts, Laura Elena Harring, Justin Theoux, Ann Miller, Robert Forster, Brent Briscoe, Jeannie Bates.
Producción: Mary Sweeney, Alain Sarde, Neal Edelstein, Michael Polaire y Toni Krantz.
Música: Angelo Badalamenti.
Fotografía: Peter Deming.
Montaje: Mary Sweeney.
Dirección artística: Peter Jamison.
Vestuario: Ami Stofsky.
Decorados: Jack Fisk.
Sinopsis: En Hollywood, por la noche, una mujer joven se vuelve amnésica tras sufrir un accidente de coche en la carretera de Mulholland Drive. Tras el accidente, conoce a una actriz australiana que acaba de llegar a Los Angeles. Con su ayuda, intentará recuperar la memoria y la identidad y ambas chicas se enfracarán en una relación que va más allá que una simple amistad.

Trailer:

Crítica:

(David Navarro - labutaca.net)
La partitura de Angelo Badalamenti y el cartel de carretera nos recuerdan que estamos ante un trabajo del creador de Twin Peaks. Su noveno largometraje, que nació con el propósito de convertirse en serie televisiva pero que la cadena ABC no se atrevió a apoyar. De ahí que el rodaje haya tenido que hacerse en dos fases diferentes y con bastantes meses de diferencia.
David Lynch vuelve por sus fueros y deja constancia desde el primer segundo que se trata de un film personal y que lo que algunos entendieron en Una historia verdadera como un cambio de estilo, sólo fue una concesión realista para regresar al mundo de los sueños, de la hipnosis y del surrealismo.

Merecido fue el premio compartido a la mejor dirección en Cannes. El libreto de Mulholland Drive en manos de cualquier otro realizador habría resultado un espejismo laberíntico tan interesante al inicio como desmotivador a la postre. El guión no encuentra otro sentido que servir de base a toda la imaginería hipnótica donde la angustia por la muerte recorre otra pesadilla fílmica de Lynch. Este viaje trastoca cualquier expectativa formal y narrativa y deja un poso de densa y amarga reflexión que conduce a toda suerte de posibles interpretaciones. Aunque como en la contemplación de un cuadro de Dalí, no se debe racionalizar en exceso la información recibida. Baste con sentirla y dejarse llevar.

El lado oscuro de la vida se funde con la posibilidad de trastocar el destino de la muerte. Tanto uno como otro tema han sido tratados en numerosas ocasiones pero nunca de manera tan genuinamente irreales como en Mulholland Drive. La vida y la muerte sobredimensionadas o los reflejos de un genio que se nos escapan.

(Rubén Corral - labutaca.net)
Desconfié cuando, hablando de una película de David Lynch como "Mulholland Drive" (id., 2001), los autores de varios escritos cantaban las maravillas de su sinsentido y su ausencia de lógica. Y no porque el último trabajo del director de "El hombre elefante" (The elephant man, 1980) sea una película legible a la manera convencional, que no lo es, sino porque uno se teme que la excusa de que sea "inexplicable" vale para rellenar unas líneas sin pasarse siquiera por el cine. Si "Carretera perdida" (Lost highway, 1997) era una excepcional película de terror, en un pasear por algunos géneros afines a su personalidad, David Lynch presenta ahora una película que, en su punto de partida, es un estupendo film noir y en su desenlace otra cosa que sólo se puede definir como una película de su director.

Lynch se divierte incluyendo homenajes en otro nuevo ejercicio de libertad a películas tan importantes en el devenir de la historia del cine como "De entre los muertos" (Vertigo, Alfred Hitchcock, 1958) y "Persona" (id., Ingmar Bergman, 1966). El hilo conductor que existe entre ambas producciones –la confusión y la crítica de personalidades falsas o, lo que es lo mismo, la célebre frase de Shakespeare sobre el teatro de la vida– es utilizado por Lynch una vez más (en "Carretera perdida", el fuego de artificio de la transformación del personaje que encarnaba Bill Pullman era un golpe de efecto muy lynchiano que pertenece más a un terreno personal), sólo que esta vez de una manera mucho más central. De esta manera, el director juega a ordenar –al fin y al cabo, poner un principio y un final es de lo que se trata esto de contar historias– de manera no habitual (cronológica) dos posibilidades de una misma historia. Con ello, el director provoca una confusión muy de su gusto que obedece a la imaginativa perversión de elementos bien conocidos por el espectador tales como la acumulación de ingredientes naturales del cine de intriga, la puesta en duda de la ordenación canónica de las acciones en el género –siempre tendentes hacia la resolución del enigma– o el papel de la realidad –travistiéndola de una sugerente verosimilitud– en un invento tan premeditadamente vicario como es el cine.

Pero, por encima de que el director se incline más por recalcar siempre el artificio del medio –a ello también obedece la pantanosa irresolución del enigma que simboliza una caja azul– que en sobrevolar el argumento, es tremendo el poder de Lynch para convertir lo que iba a ser un capítulo para una serie de televisión (a ello obedece la presencia en el grupo de productores de Tony Krantz, un catódico manager responsable de, entre otras series, "Felicity") en una película que muy poco tiene que ver con lo que iba a ser su nuevo proyecto televisivo. En principio, un reparto de poco relumbrón del que destaca Naomi Watts (mucho más que una chica mona). El trabajo de puesta en escena sigue rigurosamente sus principios estéticos y no capitula ante la forma tradicional de hacer televisión, y las costuras de un guión al que, qué duda cabe, en algún momento se impostó una pústula genial, quedan muy bien escondidas. Tras haber hojeado el libreto de lo que iba a ser el capítulo de televisión no puedo más que rendirme ante la evidencia de que Lynch no es sólo uno de los más habilidosos directores estadounidenses sino también un guionista digno de elogio, estudio y admiración.

Alguien se rajó en ese proyecto para una serie de televisión y, como contrapartida –más que como venganza–, David Lynch respondió creando uno de sus guiones más personales y perfectos, inventándose una visionaria metáfora sobre la representación, y en concreto sobre la audiovisual, en forma de un club llamado "Silencio", en el que ocurren todos los milagros con justificación poética, en el que se empieza a doblar la lógica de la trama, en el que tiene lugar un alumbramiento que concluye con un pliegue de la propia historia, la muestra consecutiva de acciones que no calificaré como anteriores o posteriores, pero en las que se realza su naturaleza de obra cinematográfica. Y, aunque los amigos de la mediocridad los puedan tachar de autocomplacientes, a los que nos gusta el cine estos ejercicios de majestuosa demagogia nos encantan.

Boys don't cry (USA, 1999)


Sinopsis: Una chica llega a una nueva ciudad, se adentra en los lugares masculinos comportándose como uno de ellos, en maneras y apariencia, en tanto enamora y seduce a Lana. La violencia estalla en el ambiente una vez que se descubre que ese "chico", en realidad es una chica.


Título en español: Los muchachos no lloran
Dirección: Kimberly Peirce
Guión: Kimberly Peirce y Andy Bienen
Producción: Jeffrey Sharp, John Hart, Eva Kolodner y Christine Vachon
Duración: 119 m.
Países: EEUU
Año de producción: 1999
Reparto: Hilary Swank, Chloë Sevigny, Peter Sarsgaard, Brendan Sexton, Alison Folland

Trailer:



Crítica:

(Cineencanto - labutaca.net)
De vez en cuando surge alguna película donde el atractivo principal es la actuación de la estrella, donde todo pasa a segundo término para dejar paso a escena tras aburrida escena de dicha estrella reaccionanado a las situaciones que artificialmente se generan para lucir sus supuestos dotes histriónicos. La publicidad que se ha hecho de "Los Muchachos no Lloran"* parece sugerir que éste es el caso, apoyados por la nominación al "Oscar" y consecuente triunfo de Hilary Swank, la protagonista de esta película. En realidad, es una excelente película, con poderosas pero sutiles actuaciones por parte del elenco completo. Lejos de ser una vitrina de actores, es una gran obra que audazmente relata la historia de Brandon Teena, sus conflictos personales y el efecto que tuvo en una pequeña comunidad del sur de los Estados Unidos.
Esta película, que pudo haber degenerado en uno de los "dramas de la semana" tan socorridos por la televisión norteamericana, tiene el valor de mostrar las situaciones con ojo frío, sin imprimir ningún tipo de comentario editorial. Esto muestra la madurez de los creadores y su valor al arrojar su obra al público y esperar que el mensaje contenido se transmita exitosamente. Sin embargo, también le resta un poco de pasión. La historia es intensa, pero el tipo de narrativa, un poco plano, perjudica el impacto visceral que idealmente deberíamos recibir.
Las actuaciones son fuertes, como ya dije, pero no en el sentido "Tom Cruise" de gesticulación desesperada y gritos; son sutiles, casi imperceptibles, pero su efecto es tremendo al convertir actores desconocidos en personajes auténticamente vivientes.
La falta de tolerancia hacia lo que es diferente se ha visto reflejada en innumerables películas ("El Gigante de Hierro" sobresale entre ellas), pero en esta ocasión dicho concepto no se representa por medio de una metáfora, analogía o parábola; ésta fue la vida real de una persona que por azar o destino cayó en un ambiente social con poca disposición para lo diferente. El guión expresa esto a la perfección, y audazmente hace de su protagonista una persona moralmente ambigua. Éste no es el caso de cosas malas ocurriéndole a gente buena, porque realmente no hay gente buena, ni mala, para el caso; sólo ignorante, maliciosa y diferente.
Y aunque no ganó el multi mencionado Oscar, Chloe Sevigny es también asombrosa. Sus actuaciones hasta la fecha (al menos las que he visto) son tan honestas que hasta se sienten dolorosas. Su cara es tan abierta y expresiva que parece mentira que esté actuando. Y a la vez tiene ese fuego interno y presencia escénica que transmite mucho más de lo que los diálogos explican. Una gran actriz, en un nivel diferente de sus jóvenes colegas que ahora monopolizan los papeles típicos de su género.
"Los Muchachos no Lloran" es una buena película, un poco fría, cuyo mensaje es importante, pero de la cual sobresalen las actuaciones del elenco entero. Muy recomendada para quienes no teman ver algo distinto al refrito dramático que hace las veces de "contenido relevante" en las películas hollywoodenses.

A mi madre le gustan las mujeres (España, 2001)

Dirección y guión: Inés París y Daniela Fejerman.
País: España.
Año: 2001.
Duración: 96 min.
Interpretación: Leonor Watling (Elvira), Rosa Mª Sardá (Sofía), María Pujalte (Jimena), Silvia Abascal (Sol), Eliska Sirova (Eliska), Chisco Amado (Miguel), Alex Angulo (editor), Aitor Mazo (psiquiatra), Xabier Elorriaga (Carlos).
Producción ejecutiva: Beatriz de la Gándara.
Música: Juan Bardem.
Fotografía: David Omedes.
Montaje: Fidel Collados.
Dirección artística: Soledad Seseña.
Vestuario: Vicente Ruiz.
Sinopsis: Elvira, una chica de veintitantos años, tan guapa como insegura, coincide con sus hermanas, Jimena y Sol en casa de su madre, Sofía, una célebre pianista separada del padre de sus hijas hace años. la madre aprovecha la celebración de su cumpleaños para dar a sus hijas una gran noticia: se ha vuelto a enamorar.
Las hermanas aplauden la buena nueva. La madre les advierte que su pareja es algo más joven que ella, ha nacido en Chequia y es también pianista, pero hay algo más: es una mujer. Las tres hermanas intentan reaccionar en un principio como las mujeres modernas, tolerantes y progresistas que se supone que son, pero la realidad es que la noticia les rompe los esquemas. Sobre todo a la neurótica Elvira, a la que la elección de su madre sume en una profunda crisis de identidad sexual.

Trailer en inglés:



Crítica:

(Alejandro G. Calvo - labutaca.com)
Desde hace bastante tiempo se está observando un cambio en los hábitos cinematográficos del público europeo que al enfrentarse a la disyuntiva de elegir un film de carácter genérico claramente norteamericano (me refiere tanto a los thrillers como a la comedia romántica, donde la cinematografía norteamericana ha impuesto claramente su ley en las dos últimas décadas, al margen de la calidad del producto, se entiende) tiene la última tendencia de escoger un film bien de carácter nacional, bien de carácter europeo, con especial gusto por el cine francés (de momento, lamentablemente, el impresionante mercado asiático sigue alejado del público mayoritario). Evidentemente este fenómeno no es tanto por el hecho de que los productos patrios sean de buena calidad, como que las fórmulas (y actores) usadas en el mercado hollywoodiense están quedando caducas ante tanta aglomeración de films idénticos, tanto en su contenido dramático como en el sentimiento de rechazo y aburrimiento que produce en el espectador.


Sin duda alguna, el debut cinematográfico de Inés París y Daniela Fejerman, autoras del cortometraje Vamos a dejarlo, viene a apuntarse a este largo carro de comedias románticas estrenadas en nuestro país con sello nacional, que ha dado desde obras tan interesantes y atractivas como El cielo abierto (Miguel Albadalejo) y Sagitario (Vicente Molina Foix), pero también tan aburridas y antipáticas como I love you baby (Albacete/Menkes) o Corazón de bombón (Sáenz de Heredia). Así, A mi madre le gustan las mujeres, film como se ve de explícito título, consigue mantener un interesante equilibrio entre la comedia inteligente aderezado con toques psicóticos realmente divertidos (y alguna que otra referencia acertadísima como los versos de Safo) y la comedia habitual de formato clásico de patrón norteamericano (algo influida por la presencia en la producción de Fernando Colomo) con sonrojante aunque inevitable happy end, que al fin y al cabo no viene a descubrir nada nuevo al caso.


De hecho, la mayor satisfacción que me he llevado del film es que donde me esperaba encontrar una película de tonta modernez sobre la tolerancia al colectivo de gays y lesbianas, que tantas malas películas ha dado en nuestra cinematografía en los noventa (ojo, aquí habría que apuntar la ácida vivisección que hiciera Manuel Toledano del ambiente gay neoyorquino en Cuernos de espuma, o, vaya, cualquiera de los bellos e inteligentes apuntes que hace Almodóvar en cualquiera de sus películas), lo que de verdad ofrece el film de París y Fejerman, es un retrato psicológico del personaje de Elvira (maravillosa Leonor Watling), hija mediana de Sofía (una sobria Rosa María Sardá) que no sólo tiene que aceptar que su madre es lesbiana, sino también soportar su continua frustración en las relaciones de pareja así como su trabajo como escritora frustrada en una editorial de tres al cuarto, ganando así en múltiples matices evitando estancarse únicamente en la frase enunciativa que presenta la película. Leonor Watling compone un personaje mágico, naïf, muy bien dibujado, al que su divertidísima interpretación convierte en un híbrido de cualquiera de los papeles interpretados por Woody Allen en cualquiera de sus films y, por que no, el Travis Bickle de Robert DeNiro en Taxi driver (con el primero compartiría neuras y psicoanalista, así como una total negación frente a las relaciones de pareja; y con el segundo, su inseguridad, su sentimiento de aislamiento y su estallido final...); que con el competente guión escrito por las realizadoras, consigue un bonito retrato con neurótica al fondo, y de paso, acercarnos, ahora sí, lo justo a una tolerancia tan necesaria como obvia.

El resto del film, desde la canción que lleva por nombre el mismo que el del film hasta la boda final para que todo el mundo acabe contento, ya es otra historia, es ahí donde se nota el corte y patrón tontorrón y forzado del cine norteamericano; pero bueno, al fin y al cabo es cada persona la que ha de juzgar si esto desmerece o no al film. Yo, lo tengo claro.

Mujeres infieles (Chile, 2004)

País: Chile.
Año: 2004.
Duración: 107 min.
Dirección: Rodrigo Ortúzar Lynch.
Género: Comedia dramática.
Interpretación: María José Prieto, Lucía Jiménez, Gabriela Aguilera, Sigrid Alegría, María Izquierdo, Viviana Rodríguez, Cristian Campos, Liliana Ross, Benjamín Vicuña, Daniel Alcaíno.
Guión: Walter Slavich y Marcelo Slavich; basado en un argumento de Rodrigo Ortúzar Lynch y Juan José Hurtado.
Producción: Verónica Uman.
Música: Quique González.
Fotografía: Juan Carlos Bustamante.
Montaje: Marcela Saenz.
Dirección artística: Paulina Braithwaite.
Sinopsis: Miércoles, 21 horas. Cecilia Ureta (María José Prieto), la presentadora estrella del noticiario televisivo con mayor audiencia de Chile, da a conocer los resultados de una encuesta de Naciones Unidas cuya conclusión afirma que el 62% de las mujeres chilenas son o han sido infieles alguna vez. Irónicamente, Cecilia, mantiene una relación extramatrimonial con el dueño de la cadena. Con malicia, un colega rival pone al descubierto este vínculo durante la retransmisión en directo con resultados trágicos. La revelación desencadena otras, y el tema se ramifica, incluyendo otros tópicos como la satisfacción sexual, convirtiéndose en una tema de interés nacional.

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